miércoles, 18 de junio de 2008

1408 razones para quedarse en casa

Puede que hiera susceptibilidades con lo que voy a decir a continuación, pero ABORREZCO las obras de Stephen King. El pseudo-rey del terror gringo no ha hecho sino arrancarme bostezos con sus historias, y he perdido bastantes minutos de mi vida con sus insufribles historias sobre niñas de mirada incendiaria, idiotas que abusan de camposantos malditos y psicópatas amantes de las novelas rosa (con la gran excepción de La Milla Verde, por supuesto, donde se olvidó un poco del malogrado género del horror y eso le valió haber escrito la mejor novela de su carrera, en mi opinión).

De lo anterior se deduce que caí en una proyección de 1408, una adaptación de una de sus historias cortas, por puro accidente. ¿Qué me iba a imaginar yo que la corroída mano de King había escrito la espina dorsal de tal somnífero? Todo por no conseguir entrada para ver la que quería en principio. Es así como les relato mi agonía.

Hay dos cosas que se medio salvan de esta película, para empezar con algo positivo, y son las actuaciones de John Cusack y de Samuel L. Jackson, y la calidad de la dirección. Un tal Mikael Håfström es el director, y algo que sí me gustó mucho fue la estética que le proporcionó a las escenas, especialmente a la habitación embrujada que no había sido modificada por años. Claro, el buen trabajo de fotografía se pierde porque no está sustentado en una trama sólida, pero, bueh... tenía que decirlo, para no hablar sólo de lo malo.

Michael Enslin es un personaje perfecto para Cusack, por la cara de fastidio infinito que le pone a un papel que se supone pesimista y cínico. Hacer vida escribiendo sobre psicopatologías alucinógenas ajenas debe dejar así a cualquiera. Podría ser un papel aún más interesante, pero el guión es limitadito y qué se hace.

El señor Olin, el gerente del hotel, es un tipo que se asume correctísimo. Un caballero presto a cumplir con su rol de responsable de un edificio con un mal secreto. Samuel L. Jackson parece haber aprendido mucho en su rol del maestro Jedi Mace Windu, por la solemnidad con la que se puede imponer en la pantalla cuando le da la gana, aunque Olin tiene mucho más sentido del humor que Windu.

Los demás personajes cumplen su función de relleno a cabalidad. Las maldades de quién sabe qué entidad demoníaca (porque nunca te enteras qué demonios pasaba en el cuarto 1408 para que todas esas cosas pasaran en un principio) son ocurrentes algunas, predecibles al punto del cliché otras, y algunas son realmente estúpidas. La forma en que todo se resuelve es también una señal que indica a quién pertenece la pluma de la obra originaria. Una cosa tan blanda como un melón piche, esta oda a la mala atención hotelera.

En fin, que a la final sí siento miedo cuando se trata de Stephen King; miedo al insoportable tedio que padezco cada vez que me enfrento con alguna de sus retrasadas creaciones.

Mi puntuación: dos estrellas de cinco.

Si te gustaron Misery, la serie de Cementerio de Animales, o Cazador de Sueños, primero, no entiendo cómo te atreves a salir a la calle sin una bolsa en la cabeza, y segundo, te va a encantar 1408.

1 comentario:

margi dijo...

jejeje odias a king, bueno yo no he leido sus libros ni visto sus pelis... lo unico que me gusta de él es como se volvió millonario.... yo tambien quiero