sábado, 16 de febrero de 2008

Sweeney Todd en las carteleras de Caracas

Bueno, váyanse dejando una chiva más o menos poblada, porque esta semana se estrenó en las salas de cine caraqueñas la última película de Tim Burton, Sweeney Todd: El Barbero Demoníaco de la Calle Fleet. Los fans del más emo de los directores se preparan para ir en masa a ver esta adaptación de un musical clásico de Broadway.

Después de verla publicaré mi crítica aquí mismo. Me resulta interesante ver cual fue la interpretación que le valió a Johnny Depp la nominación al Oscar de este año. Ya consiguió embolsillarse el Globo de Oro, pero ¿a quién le importa ese premio?

viernes, 15 de febrero de 2008

En línea el trailer de Indiana Jones y el Reino del Cráneo de Cristal

Bueno, ésto sí que me ha tomado por sorpresa. Había escuchado rumores, leído comentarios, pero nada concluyente. Quizás me olvidé incluso del asunto por todo este tiempo tratando de mitigar la nostalgia del género de aventura con La Leyenda del Tesoro Perdido, partes 1 y 2. Pero hoy... hoy todo es diferente... Hoy me he enterado de que está en el aire el trailer de Indiana Jones y el Reino del Cráneo de Cristal.

Definitivamente Harrison Ford se ve más viejo, así que ya sabemos que compartir la cama con Ally McBeal no rejuvenece a nadie, pero la atmósfera del trailer... escuchar la música... el tema clásico... ¡Demasiado! Antes de ir a verla al cine el 22 de mayo de este año, tengan por seguro que me habré lanzado un maratón con las tres primeras películas.

Trailer de Indiana Jones y el Reino del Cráneo de Cristal en Yahoo!

miércoles, 13 de febrero de 2008

Jueves de Caricatura Clásica: Señor Droopy

Y ahora, para nuestra caricatura clásica de esta semana, algo oportuno en ocasión de San Valentín: Señor Droopy. El perro más triste de la animación compite con el Lobo por la mano de Lina Romay en una corrida de toros. Vaya que la burla al ser amado puede motivar, ¿eh?. Otra de las obras maestras del nunca bien ponderado Tex Avery.



Pensándolo bien, y viéndolo hacer de mexicano... ¿no se parece muchísimo Droopy a Chespirito?

miércoles, 6 de febrero de 2008

Mi Mascota es Un Monstruo: Fórmula de bicho enorme Nº 47

No sé si ver con preocupación esta arremetida del género familiar gringo en las carteleras. De repente como que hay una hemorragia de historias para todo público, de esas que buscan no ofender ni exponer a nadie, y lo más grave es que todas con moralejas parecidísimas entre sí. Así vemos cómo hay adaptaciones de caricaturas completamente inesperadas, niñas que vienen a irrumpir en la vida de deportistas despreocupados, y mascotas increíbles o especiales.

Este último tema es super recurrente en la historia de Hollywood. Que un animal fantástico se haga amigo de un niño parece pasar con mucha frecuencia en el mundo, y no esperen que Mi Mascota es un Monstruo sea diferente. Es mejor enterarnos sólo que ocurre durante el curso de la Segunda Guerra Mundial y que trata del monstruo del Lago Ness, y prestar atención a las actuaciones, que son bastante buenas, y además olvidarnos que ya sabemos de que va la trama con sólo ver el trailer.

Empecemos por el obligatorio niñito, Angus, interpretdo por Alex Etel. Cuando se es un niño que vive a la eterna espera de que su padre vuelva de la guerra, las emociones cambian con un soplo de viento. La expresividad de Alex es impecable en extremo, y la preocupación en los ojos de Angus por su nuevo amigo es casi genuina. Nadie pensaría que en realidad es un niño sobre un fondo verde acariciando el aire. Su hermana hace un papel bastante intrascendente en comparación a la prominencia del personaje en el libro de Dick King-Smith, así que ni la menciono.

A Ben Chaplin no lo veía desde La Delgada Línea Roja, y si allá hacía de un soldado activo, aquí aparece como un sobreviviente que busca rehacer su vida. Su actuación es casi teatral, y merece la pena detallarse con buen ojo, porque realmente es el punto fuerte de la actuación. Es imposible saber si Emily Watson, quien hace de Anne, la madre de los niños, esta contenta o triste, porque sus expresiones son casi iguales en todas las escenas. David Morrisey hace del Capitán Hamilton, un personaje bastante repelente. Si ese era su propósito, lo logró. Brian Cox sigue agregando minutos memorables a lo que toca, y el viejo Angus pasa así a ser una anciano afable, feliz de haber vivido una experiencia inolvidable en su niñez. Casi se nos olvida que Cox fue el primer Hannibal Lecter en la historia del cine, ¿eh?

Los efectos especiales tampoco son cosa del otro mundo. El bicho, generado por computadora, hace travesuras predecibles, gruñe sonidos predecibles, y se escapa de manera predecible. Nada nuevo aquí. Francamente creo que los productores debieron esforzarse más en lo que se suponía sería el centro de la trama, y no tratar de convertir a Lassie en un dinosaurio anfibio con la misma trillada motivación.

En fin, una película que, si bien no es para el olvido, no representa sino la adaptación de una historia bastante masticada. Creo que los niñitos de la sala estaban realmente medio dormidos hasta el escándalo de los cañones en pantalla. Ahora, si necesitan ver algo fresco, no tan denso, que les medio reconcilie con la vida, pues... se supone que esa es la misión de las películas de este género; mostrar que el mundo no es un sitio tan feo para vivir. Falta saber si uno les cree.

Mi puntuación: Dos estrellas y media de cinco.

martes, 5 de febrero de 2008

Los 5 mejores momentos para adultos de las películas para niños

Desde que fui arrastrado a una sala de cine a ver la versión de Disney de Hércules, noté que algo estaba cambiando en la animación mainstream de la pantalla grande. Por supuesto, hay fórmulas que se siguen repitiendo constantemente, y si no fuera así no podría aspirarse a vender después los juguetes relacionados con la película, pero ahora, sabiendo que los padres también tienen derecho a pasar un buen rato cuando llevan a sus hijos al cine, los creadores se permiten ciertas "licencias", en formas tan sublimes que pasan inadvertidas a los ojos de los niños, y hacen las delicias de los mayores.

He aquí cinco momentos estelares donde el objetivo era que los padres se rieran, y los pequeños no supieran por qué:

5. El Rayo McQueen y el tatuaje de Sally


Muy bien; todos sabemos cuan difícil es dejar de mirar la retaguardia del sexo opuesto cuando nos topamos con ella, pero es más difícil aún hacerlo si justo al final de la espalda uno se encuentra con el típico tatuaje tribal que en lugar de desviar la atención la monopoliza. Creo que McQueen realmente estaba cautivado por el "parachoques" de Sally en Cars, tanto así que más adelante se hizo el tonto en la escena del paseo panorámico, y fue detrás de ella todo el camino. Qué vivo, ¿eh?

4. Wallace y la "cosecha" de Lady Tottington


En cortos animados anteriores, Wallace había logrado acercarse a chicas, pero el dueño de Gromit nunca estuvo tan cerca de pegarla del techo como cuando recibió la invitación de Lady Tottington a su casa, en Wallace y Gromit: La Batalla de Los Vegetales. Totti lleva al pelón inventor a su invernadero, y después de mostrarle los alrededores, se recuesta de frente sobre un par impresionante de frutas y comenta, hablando de su amigo: "Es que Victor nunca se ha interesado en mis melones". A juzgar por la escena, Wallace sí que está interesado en ellos.

3. La pícara mirada de Helen Parr, alias Elastigirl


De por sí cualquier película animada que ofrezca personajes vestidos en apretadas mallas ya es algo como para pensar, pero uno de los mejores momentos de Los Increíbles opaca eso. Bob Parr, alias Mister Increíble, sale de la casa con un atuendo adulto contemporáneo que le luce después de haber perdido varios kilos levantando vagones de tren, y su esposa Helen lo despide en la puerta. Al verlo alejarse, la mirada de Elastigirl baja unos cuantos centímetros y sus ojos se abren un poquito más de la cuenta, mientras sonríe pícaramente. ¿Qué estaría viendo nuestra superpoderosa ama de casa? No apuesten a que era el maletín de su marido, sino más bien la "maleta".

2. Wallace viste una caja que puede contener huevos


¡Este detalle me encantó, sobre todo porque los traductores adaptaron al español el cartelito de la caja del "May contain nuts" original! Nuevamente de Wallace y Gromit: La Batalla de Los Vegetales, después de que Wallace cae del cielo y se cura de la maldición del Conejo-Lobo, se levanta completamente desnudo, y ante la mirada no muy discreta de Lady Tottington, Gromit lo cubre con una caja que tiene un pequeño cartel, el cual reza: "Puede contener huevos". ¡Brillante! Lo suficiente como para que esta película aparezca dos veces en este conteo.

1. La ropa interior de Pinocho


Las dos primeras películas de Shrek tuvieron pasajes geniales, desde el momento en que nuestro querido ogro arranca una página de su libro de cuentos mientras estaba en el retrete hasta el "Yo quiero una Cajita Medieval Felíz" del Príncipe Encantador. Sin embargo, el mejor de todos fue el rescate que Pinocho intentó junto con el Hombre de Gengibre, el cual revela incluso las preferencias de prenda y color del legendario títere cuando de ropa interior se trata. Nunca olvidaré al cojo Gengibre diciendo "¡Miren, son unas tangas!" por lo que me queda de vida. Reconozco que pudo haber más de un muchachito preguntando: "Mami, ¿Pinocho es niña?", pero igual califica de primero en mi ranking.

¿Han pillado más momentos como estos? Dejen sus comentarios y cuéntenme, que no me doy cuenta de todos.

sábado, 2 de febrero de 2008

El Orfanato: Un macabro Peter Pan

No hay nada más reconfortante que las sorpresas agradables. Despertarte y oler que en tu casa hicieron panquecas para el desayuno... encontrarte un billetote en una chaqueta que hace tiempo que no te ponías... que te manden a hacer alguna tarea en tu trabajo y descubras que ya estaba hecha... Y en mi lista personal, está ir al cine sin ninguna expectativa, e inesperadamente encontrarme con una verdadera obra de arte en la pantalla.

Y exactamente eso fue lo que me ocurrió a mi con El Orfanato. Spicemoon y yo, en un fin de semana donde la cartelera estaba bastante desabrida, no nos decidíamos entre esa y Puras Joyitas, y al final optamos por la española. No nos critiquen por darle la espalda esa tarde al cine venezolano porque ya la veremos después.

Debo confesar que no sabía nada del director de esta película, un tipo llamado Juan Antonio Bayona. Resulta ser que este catalán de 32 años tiene una trayectoria bastante larga dirigiendo videoclips musicales de bandas españolas, algunos para el archiconocido dueto de canaritas Ella Baila Sola, y El Orfanato es su primer largometraje. Creo sin embargo que, para ser experto en películas cortas, se ha trasladado a la pantalla grande con una maestría que sorprende. El ritmo que aplicó a la película fue envolvente, casi biorrítmico. Sopor denso que se iba hirviendo a fuego lento, como en baño de maría. Hay que ser muy hábil para arrancar reacciones como las que experimenté y vi en el público de la sala de cine. Habrá que conseguir y ver sus dos aclamados cortometrajes, Mis Vacaciones y El Hombre Esponja.

A Belén Rueda no la había visto nunca tampoco. Se que actuó junto con Javier Bardem en Mar Adentro, pero esa película no la quise ver, porque no soy fan de las historias de enfermedades largas y penosas. Aquí hace el papel de Laura, una mujer que desea retribuirle al mundo la buena fortuna que tuvo al comienzo de su vida con la más grande de las buenas acciones: reabrir el orfanatorio en el que ella vivió antes de ser adoptada. Creo que la trama, y los acontecimientos que sobregcogen a Laura a lo largo de ella lograron manifestar el verdadero rostro del desasosiego a través de las facciones de Rueda.

Laura, por supuesto, aspiraba iniciar esa nueva vida en compañía de su marido Carlos, interpretado por Fernando Cayo, y de su hijo Simón. Cayo logra imprimirle al papel de Carlos lo que el guión supone del personaje: un compañero de vida que desea, más que nada, honrar el juramento de "en lo bueno y en lo malo" sostenido en quién sabe qué iglesia o prefectura. Sin embargo, y a pesar de que son lejanos, los límites existen para el esposo de Laura, y quién podría culparlo dada la sobrenatural situación a la que este creyente de closet se ve sometido.

Intervienen a lo largo de El Orfanato una serie de personajes que dan piso a los protagonistas para mascullar sus propios y oscuros sentimientos, sin hacer más escándalo del necesario. Me sorprendió como a muchos la presencia de Edgar Vivar, el sempiterno Señor Barriga, que hoy en día es mucho más barriga que señor. Salvo un par de detalles que yo ni siquiera aprecié al momento de verla, y recordé después que otra persona me los señalara, me parece que hizo un esfuerzo notable porque su papel se tomara en serio. De Geraldine Chaplin me cuesta decir qué pienso realmente, porque la expresión de su rostro y el contraste con las cosas que su personaje dice y hace son un rompecabezas que requiere algo de tiempo para armar, como en la mayoría de los papeles que le han tocado.

Merece una mención especial Roger Príncep, el niño que se adueñó del rol de Simón. El hijo de Laura, a pesar de celebrar cada uno de sus juegos infantiles con la naturalidad propia de sus años, tenía una gran madurez para enfrentarse a las verdades de su existencia, y su calma al respecto sólo se rompía por la desesperanza de no sentirse creído por su madre. Esto habla aún mejor de Roger como actor, un talento que muchos actores adultos no poseen. Estoy seguro que eso debe haber hecho las delicias de Guillermo del Toro, productor de esta cinta, que como ya sabemos tiene una peculiar obsesión con temas que involucran a niños de cruel destino.

¿Cómo es que las mejores intenciones se pervierten en tragedias tan terribles? Esa es la pregunta que muchas almas nobles del mundo se hacen una y otra vez, y que son el centro de El Orfanato. Uno de los lugares más comunes es decir que el camino al infierno está pavimentado de buenas intenciones. Y es verdad. Alguien puede querer ser el mejor padre del mundo; cariñoso, no demasiado consentidor, estricto cuando hay que serlo... y sin embargo enceguecerse ante las cosas obvias que sus hijos necesitan. Y esas son equivocaciones que se pueden terminar pagando con toda una vida de castigo. O quizás incluso después de la vida, con toda una eternidad por delante para reflexionar sobre cuan distinto pudo ser todo.

Mi puntaje: Cinco estrellas de cinco.

Si te gustó esta película, podrías ver: El Laberinto del Fauno y El Espinazo del Diablo, del ya mencionado del Toro.

A escena

¿Alguna vez se han detenido a pensar lo dispar de algunas situaciones? ¿En la poca relación que aparentemente existe entre un proceso y su resultado? ¿En cómo hay cosas que no parecieran representar para nada lo invertido en ellas, ya sea en dedicación o esfuerzo? Se que muchos de ustedes pensaron de inmediato en sus trabajos y sus sueldos, pero la verdad yo tenía en mente algo enteramente distinto.

El caso es que hay ciertas cosas que realmente no parecen haber tomado el trabajo que tomaron, o las energías de quienes las materializaron, o los fondos de quienes las financiaron, como los espectáculos. Y es en serio. Tomen las películas, por ejemplo. La gran mayoría dura alrededor de dos horas, y nos sentamos a verlas con un pote de cotufas y un refresco obsceno en tamaño sin pensar que muchas han tardado años enteros en ser completadas. Pienso también en las horas de ensayo de una banda, o en las sesiones de maquillaje previo de los actores del teatro.

Creo que todo se resume en una cosa: entusiasmo. El mismo sentimiento que mueve a los artistas. La ilusión de ver la cosa terminada. El suspenso de ver si el público delira de pasión o de repudio. El alivio de lo completado, ya cuando todo pasa, y el recuerdo de haber sido parte de algo grande.

Y ese mismo entusiasmo lo lleva a uno a celebrar estas obras. No se, con, por ejemplo, un blog. Apaguen las luces.